Le Puede Pasar a Cualquiera
La verdad es que a un militar vestido de civil se le reconoce muy fácil, generalmente lleva gorra, con un corte perfecto por donde se nota que han pasado "la uno" y un caminar muy característico, como si va marchando y siempre con prisa, pero nosotros teníamos una ventaja y es que ninguno de los dos pasamos de los 1,65 mts de estatura.
Llegamos al banco y mientras sacábamos el dinero se nos acercaron tres compañeros cadetes de la guardia nacional, estaban impecablemente uniformados, con sus zapatos, la hebilla y hasta los botones exageradamente pulidos, los conocíamos porque estuvimos juntos durante nuestro primer año en la escuela básica en Maracay, donde comenzamos juntos para después ir cada quien a su escuela de formación respectiva (ejercito, aviación, guardia nacional y armada), nos alegrò mucho volver a verlos y nos pusimos a conversar sobre las cosas de nuestra nueva escuela y bromear acerca de la ajetreada vida de cadetes que llevábamos.
Mientras eso sucedía se estacionó muy cerca de nosotros una camioneta, se bajo un señor y se colocó detrás de nosotros en la cola del cajero, nosotros continuamos normalmente entre risas y anécdotas nuestra tertulia castrense, yo noté que aquel desconocido me miraba algo extraño pero no le preste mayor atención, pensé que sería por estar charlando con los uniformados y la gente es muy curiosa con eso, pero de repente aquel individuo me abordó y me preguntó frontalmente "USTED ES CADETE?" yo inocentemente le respondí que "Si", que les puedo decir, en la calle a menudo me lo preguntaban y esta vez no tenía porque ser diferente, pero al escuchar mi respuesta la cara de indignación de aquel individuo no fue normal, enseguida también inquirió a mi compañero "USTED TAMBIÉN?" y el muy desleal respondió con la mayor sinceridad del mundo, "No, yo soy su primo" claro, como es más enano que yo pensó muy rápido y se aprovecho de la situación, aquel señor hasta entonces desconocido saco de su cartera un carnet que lo identificaba como oficial activo de las fuerzas armadas, lo que automáticamente significaba que yo estaba metido en tremendo li-ó, de esos en los que solo deseas que inmediatamente te trague la tierra o que el tiempo se detenga pero no es posible, lo que siguió fue un tremendo sermón en plena calle con los uniformados y yo inmovilizados, escuchando al teniente reprimiéndonos, diciendo que como era posible que los cadetes andarán de civil tan tranquilos por la calle, cuando ninguno y ni de ninguna fuerza estaban autorizados para ello.
En lo siguiente el teniente despachó a los guardias y se quedó conmigo y con "mi primo" hablándonos y adoctrinándonos acerca del "deber ser", la moral, la disciplina, la responsabilidad y todo aquel infinito cuento, para luego sacar de sus bolsillos una libreta y un bolígrafo, para ese momento ya yo estaba resignado a que me había metido en el gran Pe-O de mi vida, vestir de civil sin permiso durante la franquía, es una de las faltas más graves para los navales y no había nada entre cielo y tierra que me salvara de aquello, el teniente muy airado, lapicero en mano me preguntó "NOMBRE SUYO??" yo cabizbajo, nervioso y a regañadientes pronuncie mi apellido apenas entendible, murmure algo como "cadete M%#eadlyo" (mi apellido es Meaño), el teniente más se encolerizó y me gritó "COMO?? NOMBRE SUYO NUEVO????" listo!! lo que yo necesitaba, solo un segundo para pensar!! así que le respondí un poco más audible "CADETE MUÑIZ" y luego con algo más de energía y más calmadamente y viéndolo a los ojos le dije "CADETE DE 2° AÑO MUÑIZ RODRIGUEZ, HENRY JOSE", a mi supuesto primo casi se le salen los ojos cuando escuchó aquella mezcla de apellidos y nombres que me inventé en ese instante, la siguiente pregunta que vino fue "DE QUE ESCUELA ES USTED???" esa si estaba difícil, no pude ver en el carnet de que fuerza era el oficial, muy probablemente debía ser del ejército por aquello del "Deber Ser" pero no estaba seguro, también podía ser aviador, guardia nacional o en el peor de los casos de la naval, sin poder pensar mucho respondí "ACADEMIA MILITAR" y más se indignó aquel teniente que resultó ser del ejército, pero que por cosas de Dios no trabajaba en la academia, así siguió interrogándome y anotando todo los datos que yo le daba, pero yo ya estaba metido en mi papel, le respondía a todo lo que me preguntaba, creo que llegue hasta darle el número de mi litera y de mi escaparate en una escuela que ni siquiera conocía.
Por último me dió un plazo de dos horas en las que debía ir a uniformarme para luego presentarme en la academia militar, donde el mismo me esperaría para verificar que se me aplicara la sanción respectiva, me mando a retirar y mi compañero y yo nos alejamos del sitio a pasos rápidos, aguantando las risas y aún incrédulos de todo lo que había pasado en cuestión de media hora, cuando solo queríamos ir a sacar un poco de dinero en un día aparentemente normal.