
Para nadie es ajeno la gran
veneración que tenemos en nuestro país por la figura de nuestro libertador
Simón Bolívar, sus títulos, sus hazañas (libero 6 naciones OSEA!) y todo lo que represento su gloriosa y corta vida es digna de culto por muchos venezolanos y
latinoamericanos, hasta el punto que aquí en Venezuela a todo se le pone su nombre, cosa que me parece y siempre me ha parecido abusiva, la universidad, el aeropuerto, la moneda, los colegios, los liceos, el instituto geográfico, el complejo deportivo, etc. Como sublime
admirador de El Libertador, creo que es exagerado y que no exalta el sentido de pertenencia por el personaje, sino en cierta forma lo
banaliza. De todas las facetas de Bolívar, la que mas me apasiona es la de escritor, sus pensamientos, cartas y manuscritos me parecen una maravilla, desde
jovencito. Recuerdo que tenia un compañero en el liceo que tenia un
librito como de bolsillo, con
muchísimos pensamientos de Bolívar, el decía que cada día, cuando tenia un problema
(estábamos en un liceo militar, teníamos muchos problemas cada día) el tomaba su
librito y escogía una pagina al azar y leía un pensamiento, el cual atinaba con la situación y le ayudaba a subir la moral y a reflexionar, eso me pareció interesante y lo pude comprobar y me resulto también, es que como dicen y suena a lugar común, lo que escribió El libertador en su tiempo ahora mas que nunca hay que retomarlo e
internalizarlo, uno de esos pensamientos que siempre recuerdo y que es de mis favoritos: